Informante/procedencia: Laura Lisi, Italia.
Archivo de la etiqueta: Cuento popular
Narración transmitida oralmente perteneciente al patrimonio colecivo. Es una narración continuada y de intriga que ha de resolver un conflicto.
Kaguya Hime, la princesa de la luz brillante (Versión infantil)
Informante/procedencia: Jyuri Shimazaki, Japón.
Hace mucho, mucho tiempo, vivía una pareja muy anciana que cortaba el bambú. Un día mientras cortaba bambú el abuelo vio una luz resplandeciente y se acercó. Al cortar el bambú, cual fue su sorpresa cuando encontró una niña pequeña y preciosa dentro.
Los ancianos estaban muy contentos porque no habían podido tener niños y la cuidaron mucho, llamándola Kagulla Hime, que significaba Luz Resplandeciente.
Kaguya fue creciendo y se hizo una muchacha muy hermosa. Su belleza empezó a ser conocida por todo Japón y muchos pretendientes soñaban con con ella. Se presentaron cinco jóvenes poderosos que solicitaron su mano, pero Kaguya Hime no quería casarse con ninguno. Para evitar tener que casarse les propuso que aquel que consiguiera traer el objeto que les pedía sería el elegido. Cada uno debía conseguir un objeto diferente, muy difícil de conseguir.
Al primero le pidió que le trajera el cáliz sagrado de Buda. El segundo debía conseguir una rama legendaria hecha de plata y oro. El tercero la túnica de la piel de rata de fuego. El cuarto la concha preciosa de una golondrina. Y al quinto una joya de colores que brillaba en el cuello de un dragón.
Todos intentaron traerle a Kaguya lo que les había pedido, pero ninguno lo consiguió.
El rumor de la belleza de Kagulla Hime cada día se extendía más y llegó hasta los oídos del emperador, que era una persona muy poderosa. El emperador decide ir a conocerla y queda prendado de Kagulla. Los padres están muy contentos pues es el mejor matrimonio que pueden soñar para su hija. Pero Kaguya Hime tampoco lo quiere.
Poco a poco Kaguya empezó a ponerse muy triste. Todas las noches miraba la luna y cada noche languidecía más. Nadie sabía qué era lo que le ocurría hasta que una noche sus padres le preguntaron:
– Kaguya, ¿qué hay en tu corazón? ¿Qué es lo que te ocurre?
A lo que Kaguya Hime les contestó:
– Yo soy una chica que pertenece a la luna. He venido de la luna. En la próxima luna llena tendré que irme y por eso estoy triste, porque no quiero dejaros.
El emperador al enterarse de la triste noticia envió a todo su ejercito para protegerla y que evitar que se la llevasen, pero cuando la luna brilló y estuvo llena vinieron los hombres de la luna. Los ejércitos del emperador se quedaron dormidos, sin fuerzas, y no pudieron defender a la princesa Kaguya que tuvo que regresar a la luna.
Los ancianos padres y el emperador se quedaron muy tristes viendo como Kaguya volvía poco a poco a la luna.
Los tres cerditos
Informante/procedencia: Elena Clamba, Rumania.
Érase una vez tres cerditos que se fueron a vivir solos y cada uno se construyó una casa. El pequeño se hizo una casa de paja. El mediano de madera. Y el mayor de ladrillo. Se pusieron a trabajar y un día llegó el lobo. Llegó a la casa del pequeño y tocó a la puerta. Le dijo que le dejase entrar, pero el cerdito no quiso y el lobo le dijo:
– Soplaré y soplaré y tu casa derribaré.
Se puso a soplar y derribó la casa. El cerdito se asustó mucho y se escapó a la casa de su hermano mediano.
Pero también llegó allí un día el lobo. Y también llamó a la puerta y les dijo que le dejasen entrar. Los cerditos no quisieron abrir. El lobo se puso a soplar y soplar, y también derribó la casa. Los dos cerditos se escaparon corriendo a casa del hermano mayor que había construido la casa de ladrillos.
¡Pero también llegó allí el lobo! Y también se puso a soplar y soplar, pero como era de ladrillos, era más resistente, y no la pudo derribar.
El lobo se enfadó mucho.
Entonces vio una escalera y trepó hasta el tejado. Y del tejado bajó por la chimenea, pero en el fuego había una olla grande con agua hirviendo y cuando cayó el lobo se quemó el culo. Desde entonces no volvieron a ver al lobo y los tres cerditos pudieron vivir felices.
La cabrita del señor Seguin
Informante/procedencia: Maribonne Brun, Francia.